¿Qué importancia tiene que Jesús sea descendiente de la tribu de Judá?

Anteriormente, hemos visto algunas de las profecías que indicaban que Jesús era el mesías y una de ellas es la que dice que el Cristo sería descendiente de la tribu de Judá (Génesis 49:10). Si recordamos en el antiguo testamento, Dios había prometido a Abraham que lo haría fecundo, y que de él saldrían muchas naciones y reyes (Génesis 17:1-9). Así es como Dios cumple su promesa a Abraham a engendrar a Isaac y este a Esaú y a Jacob; es a partir de la descendencia de Jacob que surgen las doce tribus de Israel.

En aquel tiempo, la primogenitura era algo muy importante; quien la recibiera tendría varios “beneficios”: sería el sacerdote de la familia, tendría el gobierno de la familia y una doble herencia. En la historia de Esaú y Jacob vemos como Esaú vendió su primogenitura a su hermano, por lo que quien optó a todo esto fue Jacob. En Génesis 49 leemos que Jacob reúne a sus hijos, indicándoles lo que les habría de acontecer para el futuro. Es aquí de donde se desprende la profecía que hemos mencionado; sin embargo, Judá no era el primogénito de Jacob, así que es probable que pueda surgir una pregunta, y es que: ¿Por qué Jesús habría de venir de la tribu de Judá si Judá no era el primogénito de Jacob?

Empezando por Rubén, a quien por ser el primero correspondería la primogenitura, Jacob le dice que él no sería el principal pues había cometido una gran falta, y es que Rubén había cohabitado con la concubina de Jacob. Seguido por sus hermanos Simeón y Leví, tampoco recibirían la bendición de Jacob, ya que en venganza a la violación de su hermana, asesinaron a varios hombres. El siguiente en la línea era Judá, de quien Jacob dice en el versículo 8: “Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus enemigos; los hijos de tu padre se inclinarán ante ti”. Claramente Jacob le estaba dando su bendición como primogénito. Los siguientes versículos dicen: ⁹ Cachorro de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, así como león viejo: ¿Quién lo despertará? ¹⁰ No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.

Haciendo énfasis en este último versículo, históricamente vemos que el poder de Israel se mantuvo en línea con la tribu de Judá hasta David y luego hasta Zedequías, quien fue el último rey de Judá después de ser tomado por los babilonios; sin embargo tiempo después de la caída de Israel, se volvieron a levantar reyes de Judá hasta poco antes del nacimiento de Jesucristo. Es así como el cetro de Judá no sería quitado hasta la venida de Siloh, pero ¿quién es Siloh? Muchos estudiosos afirman que Siloh significa “el enviado”, “la simiente” ó “el pacífico”, lo cual cobraría mucho sentido pues Jesucristo, también llamado “El príncipe de paz” era el mesías por quien Israel esperaba y en quien hemos creído que ha venido a dar salvación al mundo. En Lucas 3:23 se nos revela toda la genealogía de Jesús, desde su padre José hasta llegar a David, luego a Judá y terminando en Adán para así ser reconocido como el hijo de Dios. Judá era el cachorro de león pero Jesucristo, como lo dice Apocalipsis 5:5, es el León de Judá, la raíz de David, el que venció; El León de la tribu de Judá cuyo rugido se escucha en los confines de la tierra, con poder y autoridad para establecer el reino de Dios, por los siglos de los siglos.