En esta ocasión queremos comprender mejor el significado de esta última cena que tuvo nuestro Señor Jesucristo y por qué ahora nosotros los seguidores de Cristo la llevamos a cabo, así que para hacer esto necesitamos entender el contexto en el que Jesús llevó a cabo la Santa Cena que todos conocemos.
En el nuevo testamento la Biblia nos narra la ocasión en la que Jesús decide ir a Jerusalén a celebrar la cena de Pascua con sus discípulos, pero ¿en qué consistía la celebración de Pascua? Para esto vamos a regresar bastante tiempo atrás en la Biblia, hasta el éxodo, cuando Dios liberó a su pueblo de la opresión egipcia.
En aquel entonces, los israelitas estaban siendo esclavizados por los egipcios, lo cual iba en contra a los deseos que Dios tenía para su pueblo pues su plan era que por medio de ellos todas las naciones pudieran conocerle. Es así que Dios, a través de Moisés, manda a pedir a Faraón que libere a su pueblo; ante esto, el faraón no accede y es entonces que Dios manda varias plagas como consecuencia a su necedad. El faraón no hace caso a ninguna de las plagas, hasta que llega la última, la cual consistía en que todos los primogénitos de cada familia, ya fuera egipcia o del pueblo de Israel, morirían.
Los israelitas tenían la posibilidad que dicha plaga no llegara a ellos, y lo único que tenían que hacer era obedecer a las instrucciones que Dios les mandaba. Puedes leer Éxodo 12 para más detalles, pero básicamente Jehová les decía que debían elegir un cordero, sin defecto, sin mancha y que fuera macho. Debía ser sacrificado y su sangre habría de ser puesta en la puerta de entrada de cada familia. Esa noche debían comer carne asada al fuego acompañada de panes sin levadura y hierbas amargas. Tenían que comerlo rápidamente con la ropa y las sandalias puestas, y la vara en mano, como si estuvieran apurados para salir; entonces cuando el espíritu de la muerte llegara y viera la sangre del cordero en la puerta de las casas, esto le serviría de señal para pasar de largo y no quitarle la vida a los primogénitos del pueblo de Israel.
Sucedió tal y como dijo Jehová; el espíritu de la muerte pasó de largo la casa de los israelitas que obedecieron, más no las de los egipcios, y es así como el faraón los dejó libres.
De esta manera quedó instaurada la celebración de Pascua que duraba una semana, y cada año los judios recreaban esta misma cena para recordar la ocasión en que Dios los había libertado de los egipcios.
Entonces, vemos a Jesús regresando a Jerusalén con el motivo de festejar dicha celebración. Esta entrada marca el principio del fin pues en los próximos días Jesús sería traicionado, juzgado y crucificado, ya que como bien nos narra la Biblia, los fariseos se sentían amenazados por él y deseaban deshacerse de Jesús, pues luego de entrar a Jerusalén vemos a Jesús hacer comentarios y críticas muy fuertes a los fariseos, en alguna ocasión les dice que son sepulcros blanqueados y los tacha de hipócritas; Jesús sabía que su muerte estaba próxima.
Lucas 22 nos narra que antes de ser arrestado, Jesús le dice a sus discípulos que había anhelado celebrar una última cena de pascua con ellos, así que Jesús toma el pan y lo parte y les dice que lo coman pues es representación de su cuerpo, el cual habría de ser entregado en favor de ellos, y también les da vino, el cual representaba su sangre que también habría de ser derramada por ellos y concluye pidiéndoles que de ahora en adelante realicen esta cena en memoria de él.
Es de esta manera que la cena que ellos celebraban como un recuerdo del evento que había sucedido mucho tiempo atrás, ahora tenía un nuevo significado, pues a partir de ese momento, Jesús era el nuevo cordero que sería sacrificado, limpio y sin mancha, cuya sangre nos libraría de la muerte, tal y como sucedió en Egipto.
De igual manera que Jesús anheló tener comunión en aquella ocasión con sus discípulos, Él desea estar en comunión con nosotros y cada vez que tomamos la Santa Cena estamos diciendo que también deseamos estar en comunión con Él mediante el arrepentimiento de nuestros pecados y nuestra rendición a Él.
Ahora nosotros recreamos la Cena que Jesús tuvo esa noche con sus discípulos y recordamos el Nuevo Pacto que Dios estableció con nosotros al momento en que Jesús murió en la cruz, pues anteriormente Jehová había establecido su pacto en piedra pero ahora habría de ser establecido en nuestros corazones por medio de su sangre.