SANTXS

“Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.”

Antes que Jesús pronunciara estas palabras, sus discípulos le habían preguntado por las señales antes del fin y cuando sucedería esto. Jesús menciona guerras, hambre y terremotos. Incluso los discípulos serían entregados a persecución por causa de su nombre. Algunos se apartarían de la fe, se traicionarían unos a otros, y vendrían falsos profetas que engañarían a muchos. Habría tanta maldad que el amor de muchos se enfriaría pero quien se mantuviese firme hasta el fin, sería salvo. Continúa diciendo “y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.”

Este último versículo es increíble ya que vemos a Jesús hablar con certeza que el evangelio será predicado, pase lo que pase. También vemos este versículo muy relacionado con los discípulos, pues eran ellos quienes en ese momento estaban con Jesús viviendo este evangelio del reino, evangelio que traía buenas nuevas a los pobres, libertad a los cautivos, vista a los ciegos y libertad a los oprimidos (Lucas 4:8) y un reino que no era de este mundo (Juan 18:36). Los discípulos fueron clave para predicar mensaje, pues es este mismo evangelio al que Pablo se refiere en Hechos 20:24 “Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y llevar a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Pablo y todos los discípulos abrazaron y atesoraron las palabras de Jesús, dejando atrás todo lo que conocían, con entusiasmo y pasión prosiguieron hasta llegar a la meta. Luego del ascenso de Cristo, la labor de los discípulos de predicar este evangelio los llevó a trastornar al mundo, e incluso los llevó a la cárcel y a la misma muerte, tal como Jesús dijo antes.

Así que, hay preguntas importantes que debemos hacernos en nuestra vida cristiana, ¿Estamos cumpliendo el servicio encomendado por Dios? ¿Es nuestro testimonio acorde a nuestras palabras? ¿Estamos dispuestos a morir por compartir este mensaje?

Luego del ascenso de Cristo, la labor de los discípulos de predicar este evangelio los llevó a trastornar al mundo

Tras todo este capítulo hay mucha controversia acerca del fin y sus señales, sin embargo, en el versículo 36 Jesús dice: “Pero, en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el hijo, sino solo el Padre”. No es nuestro deber preocuparnos por estas cosas, más bien seamos portadores de la palabra de Dios, predicando este evangelio y testificando que Jesús es Señor, porque, ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio del bien! (Romanos 10:14-15). Sabemos que compartir el evangelio requiere acción, requiere movimiento y requiere valentía, pero no estamos solos; Jesús ha dicho que estará con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:19).

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